Los procesos de urbanización que inundan los barrios en Techotiba
han hecho que se deje en el olvido la historia detrás de los mismos. Uno de
estos casos lo podemos encontrar en el barrio Timiza, en dónde las casas antiguas
–lo que anteriormente se conocía como la Célula M- han sido cercadas por los
proyectos de Conjuntos Residenciales, desterrando así la historia de las
mismas. Seguramente, la mayoría de los habitantes que han llegado a éste barrio
no saben que estas casas fueron pensadas como proyectos de vivienda de interés
social hace un poco más de cuatro décadas.
Contaremos entonces ésta historia desde la memoria narrada por una
de sus residentes más antiguas. Ella es doña Leonilde Gómez de Quecano, una
mujer de 92 años que llegó al barrio junto con su esposo y sus ocho hijos en el
año de 1961, tras el sueño de adquirir, por fin, una vivienda. Por aquél tiempo
doña Leonilde y su esposo Jorge, vivían en un edificio en el barrio Puente
Aranda.Él manejaba una caldera de la fábrica de aceites SIGRA. Ella se dedicaba
a las labores del hogar, a atender oficios varios de los residentes y a cuidar
el edificio, así se pagaba parte de su estadía allí. En la misma época, lo que
se conocía como el Instituto de Crédito Territorial, se encargaba de ejecutar
proyectos de interés social. A uno de dichos proyectos pudo tener acceso don
Jorge, ya que hacía parte de una de las centrales obreras, la UTC. Recuerda
doña Leito con alegría el momento en que su esposo llegó a casa con la noticia
de que había sido seleccionado para aplicar al crédito de una de estas
viviendas, que costaban alrededor de 58 pesos que debían ser pagados durante 15
años y que el paso a seguir era ir a conocer el barrio y las casas. Así
llegaron a Timiza con la gran ilusión de que alguna de éstas casas fuera suya.
A mediados de Diciembre del año 1961 en el Sena de la carrera 30 se llevó a
cabo el evento donde se sortearían las casas para los adjudicatarios. Los
Quecano entonces, por cosas del destino, quedarían ubicados en la Manzana M4
Casa N. 11, hasta el día de hoy. Faltando tan solo dos días para las fiestas navideñas,
doña Leonilde, su esposo y sus ocho hijos se pasarían a vivir a su nueva casa,
con apenas algunos enceres que tenían y aún sin disfrutar de los servicios
básicos. Tanta era la alegría y la necesidad de tener su casa que no prestaron
atención a la fecha ni a las condiciones en las que se les había entregado la
misma, ya que estaba en obra negra. De igual manera, doña Leito recuerda que en
ese momento tampoco se contaba con dinero inmediato para arreglar la casa, los
cambios se fueron realizando con el tiempo. Fueron bastantes los momentos que
tuvieron que vivir con cierta incomodidad, ya que cada mañana debían acercarse
a un camión que les proporcionaba agua y en las noches compartían un rato en
familia, iluminados por velas hasta que el sueño los venciera.

No hay comentarios:
Publicar un comentario